LOS QUE HABLAN SOLOS

     Cada vez más veo gente hablando sola en la calle. Sé que muchos probablemente estén hablando por teléfono con los hiper pequeños auriculares y micrófonos que traen algunos. Pero como no son todos, entonces me sorprenden  e instintivamente los esquivo, como si fueran contagiosos, que no sea que se me dé copiarlos.

    Ayer al mediodía estaba esperando el colectivo, lamentando mi blusita de mangas cortas porque estaba  bajando la temperatura después de la lluvia. Escucho a una mujer hablando sola con voz fuerte, hasta que me doy cuenta de que me hablaba a mí. Por reflejo la miré a medias- observo que era muy mayor pero bien acicalada, muy coqueta, con bastón, me pidió la hora y se la dije. Inmediatamente lamenté que estaba muy expuesto mi reloj, seguí mirando hacia la avenida.
    Ahí escucho: "nena, ¿te trajiste una camperita?, porque bajó mucho la temperatura". La miré de frente y pensé...¿cómo adivinó mis chuchos de frío?. Le dije: "es cierto". Ahí, no conforme con mi respuesta me pregunta: "viste qué sucias están las veredas, no sé que pasa con la gente", a lo que le respondo: "sí, es cierto". Entonces me dice: "bueno nena, disculpá que tedí la lata, por lo menos mi charla es gratis, no te cobro IVA, chau nena". Ahí sí que me reí con ganas y me aflojé recién. Me dí cuenta que la ingenua charla me había tensionado.
   Y me quedé reflexionando de cómo esta sociedad que creamos, nos hace desconfiar hasta de nuestra sombra. Esta pobre abuelita probablemente vivía sola y tenía ganas de hablar con alguien pero yo ya estaba pensando en mi inconsciente que me quería perjudicar en algo.
    Imaginé cómo hubiera cambiado la situación si viviera en una ciudad más pequeña o en un pueblo donde la gente se conecta siempre entre sí.
Lo peor de todo es que me hubiese encantado seguir charlando y preguntarle qué era de su vida, pero será que los robos que tengo a cuestas y los titulares de los diarios me mal predisponen. Estar a la defensa siempre, ya es innato en los porteños (y en otras ciudades del país también) pero es horrible. ¿Tendré que irme al campo?